sábado, 11 de junio de 2016

Alteraciones Psicosociales Que Modifican El Proceso Reproductivo

 Factores Psicológicos y Sociales en el Embarazo

Los aspectos biopsicosociales brindan bastante conocimiento para comprender lo que representa y significa el embarazo para una mujer gestante. Por ello, se hace relevante revisar los aspectos sociales, biológicos y psicológicos que enmarcan este estado.
En primer término los aspectos biológicos del embarazo implican todos aquellos cambios físicos, alteraciones metabólicas y circulatorias derivadas de este estado. Estos cambios pueden llevar consigo complicaciones obstétricas, que se deben a causas orgánicas identificables. Sin embargo, para un gran porcentaje de dichas complicaciones las causas son desconocidas, aunque se detecten factores orgánicos asociados que puedan a contribuir a la aparición de anormalidades (Salvatierra, 1989).



Sin duda, en cualquier complicación obstétrica el factor biológico se debe tener en cuenta. Esto se ilustra por las similitudes fisiológicas existentes entre los diversos componentes de la actividad “sexual - reproductora femenina”, que indican su unidad esencial. Las similitudes hace referencia a que cada componente depende de mecanismos neuroendocrinos bien definidos que implican el cerebro interno, el sistema hipotálamo – hipofisiario, los ovarios y los órganos periféricos. Además, son susceptibles a influencias ambientales (posibles causantes de estrés), desencadenando cambios emocionales y afectivos (Salvatierra, 1989).
Todo aspecto social y psicológico relacionado con el embarazo se debe evaluar bajo el contexto de lo anteriormente referido.
En segundo término el comportamiento reproductivo se enmarca en un contexto social y cultural. Cada cultura posee creencias establecidas de cuales son las conductas apropiadas en el embarazo, el parto y el puerperio. Las expectativas y comportamientos de las gestantes y futuras madres se deben acomodar a dichas creencias y están condicionadas por estas.
Teniendo en cuenta la importancia que tienen las variables psicológicas en relación con el curso y termino de la gestación, es relevante referirse de manera detallada al estrés, soporte social, afrontamiento, ansiedad, depresión y evaluación cognitiva, debido a las implicaciones que tienen sobre el embarazo.


FACTORES PSICOSOCIALES

Estrés
Los investigadores han definido el estrés al menos de tres formas diferentes: como un estímulo, como una respuesta y como la relación entre estímulo – respuesta.
La definición de estrés como un estímulo se centra en los eventos estresores que requieren algún tipo de respuesta adaptativa. En este contexto, estrés significara cualquier fuerza externa sobre un objeto o una persona.
Una definición de estrés como respuesta esta asociada con lo que más comúnmente se refiere a “forzar” o “violentar”. El estrés pasó a ser entendido entonces como una respuesta específica en sus manifestaciones pero inespecífica en su acusación, ya que cualquier estímulo (externo o Interno) podía promoverla. Así pues, el estrés se ha entendido como una respuesta restauradora de la homeostasis (Valdés y Flores, 1985).
El estrés puede ser definido también como la relación estímulo respuesta, o sea que se está haciendo referencia a la interacción de los estímulos del medio ambiente y las respuestas del individuo.

Afrontamiento
Se conoce que, frente a eventos amenazantes, estresantes o cambios de la vida cotidiana, las personas responden de diferentes maneras. Estas diferentes respuestas cognitivas y comportamentales que los sujetos emplean para manejar y tolerar el estrés se conocen en el ámbito de la Psicología comportamental como estrategias o estilos de afrontamiento.

Ansiedad
La emoción es la percepción de activación (arousal), del sistema nervioso vegetativo, con aumento generalizado y difuso de los órganos periféricos (frecuencia cardiaca, tensión arterial, etc.).
La experiencia de una emoción particular se crea por la interacción con la actividad cognitiva ( Schachter, 1966; citado en Salvatierra, 1989). La ansiedad es un estado emocional y fisiológico caracterizado por una percepción de incontrolabilidad e incertidumbre ante situaciones novedosas o amenazantes.
Dentro de las características principales de la ansiedad, a nivel fisiológico, se encuentran: tensión muscular, taquicardia, hiperventilación, cefalea tensional, exudación, náuseas, vértigo, hipertensión, adormecimiento, emesis, escalofrío, etc., sin que exista una etiología médica que la sustente.

Depresión
Dado que las personas deprimidas sufren cambios en su estado de ánimo el DSM IV incluye la depresión en el grupo de los trastornos del estado de ánimo; el significado genérico de la palabra connota diversos sentimientos negativos como desilusión, frustración, derrota, tristeza, desesperanza, debilidad, indefensión, inutilidad, etc.

Nivel socioeconómico
El riesgo de mortalidad perinatal aumenta dependiendo de que la edad de la madre se sitúe hacia ambos extremos de su edad fértil, sobretodo en madres solteras, y es mayor en barrios marginales. Cuando se considera la mortalidad perinatal teniendo en cuenta a la vez la edad de la madre y su nivel educacional, se observa que en ambos grupos de edad, a medida que aumenta la escolaridad disminuye el riesgo del recién nacido. En estas cifras se mezclan factores económicos, laborales y también culturales de interés por la salud, en ocasiones debido al desconocimiento de la posibilidad de acceder a los recursos sanitarios independientemente de los recursos económicos, como ocurre en el caso de los extranjeros que por otra parte se trata de una población cada vez más prevalente en nuestro medio.

Nutrición
Durante el embarazo y la lactancia aumentan las necesidades de energía, proteínas, vitaminas y minerales. En cuanto se inicia la gestación comienzan a producirse cambios en el organismo de la mujer con el objetivo de lograr su adaptación al embarazo y un crecimiento y desarrollo fetal normales. La dieta de la embarazada debe contener la energía necesaria y, al menos, las cantidades adecuadas de nutrientes que aseguren el mantenimiento de la salud materna y fetal. Desde el punto de vista nutritivo la dependencia del feto del organismo materno es total, ya que todo lo que recibe el feto le son transferidos desde la madre a través de la placenta. En este sentido el crecimiento del feto depende totalmente de la ingesta dietética de la madre.

Según el American College of Obstetricians Gynecologists, se han señalado como circunstancias que pueden comprometer el estado nutricional materno:

• Edad menor a 16 años.
• Situación económica de privación.
• Tercer embarazo en menos de dos años.
• Seguimiento de dieta terapéutica previa al embarazo.
• Malos hábitos alimenticios.
• Consumo de tabaco, alcohol u otras drogas.
• Bajo peso al inicio del embarazo.
• Hematocrito < 33% y hemoglobina < 11 g/dl.
• Enfermedades asociadas.
• Ganancia de peso menor de 1 kg durante los tres primeros meses de embarazo.


Drogadicción
El tabaco, el alcohol y las drogas pueden hacerle daño al feto. En consecuencia, conviene intentar convencer por todos los medios posibles a la mujer usuaria de drogas o alcohol de que suspenda su hábito. Si ello resulta impracticable, ha de insistirse en la importancia de una buena nutrición, factor clave en la prevención de las anomalías congénitas y la muerte fetal.

Tabaco
Para las embarazadas, fumar constituye un riesgo añadido por las consecuencias negativas que tiene para la salud del bebé. El Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud dice: “Uno de cada cinco niños perdidos se hubiera salvado si sus madres no hubieran fumado”. El tabaco supone un peligro para la madre aumentando el riesgo de cáncer, enfermedades pulmonares y cardiovasculares; así como complicaciones perinatales sobre el feto, como bajo peso al nacer de entre 200 y 300 g menos que en mujeres no fumadoras.
Los componentes del tabaco como la nicotina y el monóxido de carbono van a afectar negativamente al desarrollo del feto puesto que la primera de estas sustancias al causar vasoconstricción causará una disminución del flujo sanguíneo uterino y la segunda se unirá a la hemoglobina fetal reduciendo la cantidad de oxígeno disponible para el feto.

Los componentes nocivos del tabaco atraviesan la barrera placentaria y producen efectos peligrosos sobre la salud del feto:
• Menor peso de nacimiento.
• Mayor riesgo de:
– Parto prematuro.
– Aborto espontáneo.
– Desprendimiento prematuro de placenta.
– Mortalidad perinatal (muerte en los 7 primeros días de vida).
– Bronquiolitis en el primer año de vida.

Alcohol
Cada año nacen hasta 40.000 bebés con algún tipo de problema relacionado con el alcohol ya que el 13% de las mujeres confiesan que beben durante el embarazo (cerca de 3% de las mujeres embarazadas informaron haber bebido en grandes cantidades (cinco o más bebidas alcohólicas en una sola vez) o beber con frecuencia (siete o más bebidas alcohólicas por semana). Beber alcohol durante el embarazo puede provocar una serie de defectos de nacimiento, que pueden variar de poco importantes a graves. Éstos incluyen retraso mental, problemas de aprendizaje, emocionales o de comportamiento, o defectos en el corazón, la cara y otros órganos. El término trastorno de “espectro alcohólico fetal” se utiliza para descubrir los muchos problemas asociados con la exposición al alcohol antes del nacimiento. El más grave es el síndrome del alcoholismo fetal (FAS), una combinación de defectos de nacimiento físico y mental. El consumo de alcohol durante el embarazo incrementa también el riesgo de aborto espontáneo, bajo peso al nacer (menos de 2,5 kg) y de muerte fetal intraútero. Un estudio danés de 2002 descubrió que la mujeres que consumieron cinco o más bebidas alcohólicas a la semana tenían tres veces más probabilidades de que naciera un recién nacido sin vida que las mujeres que consumieron menos de una bebida alcohólica a la semana. El alcohol etílico o etanol es un agente teratógeno y la mayor parte de éste se metaboliza en el hígado transformándose en acetaldehído, que es todavía más tóxico. El alcohol cruza la placenta libremente y es metabolizado mínimamente por el hígado fetal por su inmadurez, por lo que se elimina a través de la placenta de nuevo hacia la madre.
Las consecuencias pueden ir desde un bajo peso al nacer o alteraciones neurológicas hasta un “síndrome de alcoholismo fetal” que se caracterizará por:
•Crecimiento intrauterino restringido y después del nacimiento. Son los signos más frecuentes.
•Microcefalia. Circunferencia del cráneo y cerebro pequeño.
•Malformaciones faciales como: fisuras palpebrales cortas, nariz corta con depresión del puente nasal, hipoplasia del maxilar, labio leporino y paladar hendido.
•Dientes pequeños y alteraciones del esmalte.
•Cardiopatías congénitas como: defectos del septum interventricular e interauricular y Tetralogía de Fallot.
•Deformidades de las articulaciones, extremidades y dedos.
•Miopía, microftalmia.
•Retraso mental.
•Dificultades en el aprendizaje como: déficit de atención, hiperactividad, déficit en el control de impulsos, nerviosismo extremo y ansiedad.

Heroína, alucinógenos y cocaína
También ha de tenerse en cuenta el posible consumo de drogas no permitidas entre la población de gestantes. Casi el 3% de las mujeres embarazadas consume drogas ilícitas como marihuana, cocaína, éxtasis y otras anfetaminas, y heroína, según un estudio realizado en 2003 por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention). Estas y otras drogas ilícitas pueden conllevar diferentes riesgos para el feto y la mujer embarazada. No obstante, dado que la mayoría de las mujeres embarazadas que consumen drogas ilícitas también consumen alcohol y tabaco (que también representan un riesgo para el feto), suele ser difícil determinar qué problemas de salud son causados por una droga ilícita específica. El consumo de estas drogas no sólo supone una amenaza para la gestante en si misma, sino por las circunstancias sociales que la rodean siendo más frecuentes en estas mujeres drogadictas ciertas infecciones que adquieren a través de las jeringuillas vía parenteral al administrarse las drogas, como hepatitis B, hepatitis C y VIH.



Referencias Bibliográficas
  • ACOG Committee Opinion No. 267 (2002). Exercise During Pregnancy and the Postpartum Period.Obstetrics and Gynecology, 99(1):171-173.
  • American College of Sports Medicine. Guidelines for Exercise Testing and Prescription. Lippincott Williams & Wilkins. 6 edit., pp. 230-233. 2000.
  • Bada HS, et al. Gestational Cocaine Exposure and Intrauterine Growth: Maternal Lifestyle Study. Obstetrics & Gynecology, volumen 100, número 5, noviembre de 2002, pp. 916–924.

lunes, 6 de junio de 2016

Educación del Futuro

7 Competencias Para la Educación del Futuro



#1 Actitud

La ambición puede incrementar notablemente las oportunidades de muchos jóvenes. De hecho, muchos empresarios priorizan la actitud a la hora de elegir candidatos y, solo después, analizan la formación y experiencia. La voluntad de aprender, el interés y el compromiso son características que se destacan y que aseguran que el candidato es capaz de cumplir con sus objetivos, sin importar las circunstancias.

 

#2 Valores

Todo el mundo puede conseguir diplomas (con más o menos esfuerzo) pero una de las características más valiosas para un candidato no se enseña en la escuela: los valores.Los valores personales pueden marcar la diferencia en un grupo de trabajo o en toda una empresa así como influir en la forma en la que las decisiones son tomadas. Sin duda, algo muy a tener en cuenta.


#3 Vocación

La gran mayoría de los jóvenes no tiene nada claro a qué se quiere dedicar profesionalmente. De hecho, son muchos los que se ven desafiados a escoger una carrera y, posteriormente, entrar en el mercado laboral sin una noción real de sus funciones, con la esperanza de que la experiencia les clarifique su vocación. Enseñar a los jóvenes a reflexionar sobre su papel en la sociedad y su camino les ayudará a adquirir mayor autonomía y confianza para buscar su sitio en el mercado de trabajo.

 

#4 Habilidades

Posicionarse en el mercado de trabajo no solo es cuestión de formación académica. Muchas veces son aún más importantes otras habilidades complementarias, también conocidas como competencias transversales. Algunos ejemplos destacados son la comunicación interpersonal, las habilidades de negociación, la capacidad de presentar ideas de forma clara, etc.

Este tipo de habilidades deben ser estimuladas a lo largo de la vida académica del estudiante para que luego puedan convertirse en una ventaja competitiva a su favor.

 

#5 Experiencia

Este punto puede generar un poco de discusión ya que con tener experiencia no nos referimos a haber trabajo en otra empresa sino más bien a actividades pasadas que puedan ser transferidas a la situación actual. Actividades extra escolares, programas de entrenamiento, asociaciones, grupos, blogs… todo esto son formas de adquirir conocimiento y experiencia y deben ser fomentadas.

 

#6 Curiosidad

Estimular la búsqueda del conocimiento e involucrar a los jóvenes en cosas nuevas de manera regular hará despertar su interés en determinadas actividades. Por otra parte, la curiosidad intelectual de los jóvenes, los conduce a estar más informados y dispuestos a crecer profesionalmente. Cuanto más inspirados y motivados, más espacio para explorar, crear e innovar.

La curiosidad se puede insertar en la escuela y la rutina académica a través de actividades no convencionales como desafíos, lecturas, presentaciones, etc. 

 

#7 Adaptación

Cambiar el contexto en el que ponemos a los jóvenes es importante. Por eso, los siguientes 4 puntos deben ser considerados:

El mundo corporativo opera de manera diferente que la mayoría de las escuelas y universidades. Por tanto, la formación de los jóvenes requiere un cambio considerable para suavizar esta adaptación. Diferentes lugares de trabajo tienen distintas expectativas sobre comunicación, rendimiento, éxito e incluso el uso de las tecnologías. Diversidad cultural y social. Con millones de personas que entran el mercado laboral cada año, hay mucha competencia pero también muchas oportunidades por explorar. Animar y ayudar a los jóvenes a adaptarse a diferentes entornos y desafiarlos continuamente, los convierte en personas más ingeniosas y creativas. Esto les abre un amplio abanico de posibilidades para el futuro como, por ejemplo, el emprendimiento.

sábado, 4 de junio de 2016

Hemorragia Obstétrica


Hemorragia Obstétrica Post-Parto

La hemorragia obstétrica es un término que se usa para el sangrado que ocurre durante el embarazo, el parto o el puerperio. Es un sangrado que puede aparecer por los genitales externos o bien, más peligrosamente, una hemorragia intraabdominal. El sangrado puede ser un evento característico del embarazo mismo, pero otras circunstancias pueden causar sangrados más voluminosos. El sangrado obstétrico es una causa principal de mortalidad materna.



Cerca de 80% de las causas de la HOP son atribuibles a inercia o atonía uterina, que suele relacionarse con sobre distensión uterina (embarazo múltiple, macrosomía), infección uterina, ciertos medicamentos, trabajo de parto prolongado, inversión uterina y retención placentaria. Las otras causas tienen que ver con laceraciones del canal del parto o rotura uterina, y con defectos de coagulación (preeclampsia grave, síndrome HELLP, desprendimiento prematuro de placenta, muerte fetal, embolismo amniótico y sepsis).

El diagnóstico diferencial del sangrado en el primer trimestre debe incluir variedades de aborto (amenaza de aborto, aborto incompleto o completo, aborto retenido), embarazo ectópico y enfermedad del trofoblasto. Sin embargo, la evaluación de la paciente permitirá también descartar otras causas más infrecuentes (hemorragia de la implantación, hemorragia cervical o vaginal). En el segundo y tercer trimestre de la gestación, la hemorragia obstétrica es menos frecuente (4-5%) en relación con el primero, siendo las causas más frecuentes de sangrado la pérdida asociada a incompetencia cervical o trabajo de parto prematuro, placenta previa (20%), desprendimiento prematuro de placenta normoinserta (30%) y rotura uterina (infrecuente). Las mujeres que han tenido una hemorragia posparto tienen un riesgo de 10% de recurrencia del sangrado en el siguiente embarazo.

Sangrado Temprano
El sangrado más común en el comienzo del embarazo es el aborto espontáneo. Es un sangrado similar a una menstruación voluminoso, sin embargo, puede llegar a verse acompañado de sangrado excesivo y prolongado. Lo más frecuente es que el obstetra realice un legrado uterino para el tratamiento de este tipo de situación. En el caso de un embarazo ectópico, el sangrado suele ser interno y puede llegar a ser fatal si no se trata a tiempo.

Sangrado Tardío 
La consideración principal de una hemorragia al final del embarazo es la presencia de placenta previa, un trastorno que suele ser resuelto con una cesárea. Igualmente, un desprendimiento prematuro de placenta puede conllevar a un sangrado obstétrico, a menudo no aparente.

Sangrado Post-Parto
La hemorragia durante el puerperio se define como la pérdida de más de 500 ml de sangre después del parto vaginal o más de 1000 ml de sangre después de una cesárea. Es la causa más importante de muerte materna perinatal en países desarrollados y una causa principal de morbilidad a nivel mundial.

Las principales causas de hemorragia postparto son la atonía uterina, traumatismo físico, placenta retenida y coagulopatías:

-Atonía uterina: es la incapacidad del útero para contraerse y puede conllevar a sangrado continuo. La retención de tejido placentario puede causar una atonía uterina.

-Traumatismos: los traumatismos durante el parto pueden desgarrar el tejido y vasos sanguíneos del canal del parto, lo que conlleva a sangrado importante.

-Retención de tejido: es cuando porciones de la placenta o del feto permanecen adheridos al útero, lo que puede causar hemorragias.

-Coagulopatías: ocurren cuando hay un fallo en la coagulación lo que puede predisponer a sangrados constantes.

Manejo y Tratamiento
El choque hemorrágico se presenta en 30-40% de todas las muertes por trauma y permanece como una causa prevenible de muerte. Los productos sanguíneos (paquete globular, plasma fresco congelado, plaquetas y crioprecipitados) juegan un papel esencial en el manejo de estos pacientes, ya sea durante la reanimación o el tratamiento definitivo. La transfusión temprana, definida como aquella que se requiere en las primeras 24 h del ingreso, es requerida en cerca de 5% que ingresa al hospital y cerca de 3% llega a requerir transfusión masiva. Los componentes sanguíneos son recursos de alto valor; sin embargo, su empleo ha demostrado ser un factor de riesgo para complicaciones infecciosas y no infecciosas, desarrollo de respuesta inflamatoria sistémica, falla orgánica múltiple y muerte. Una política de transfusión liberal puede introducir aún más el riesgo de un paciente que ya está comprometido. El Advanced Trauma Life Support (ATLS) clasifica el choque hipovolémico y ofrece una guía útil para estratificar a los pacientes con hemorragia aguda en uno de cuatro grupos. Nosotros recomendamos el empleo de hemoderivados conservando la relación paquete globular/plasma fresco congelado.
Junto a la reanimación inicial de la paciente, la primera línea de tratamiento para la HOP es la intervención farmacológica para estimular la contracción uterina; adicionalmente pueden ser útiles algunos fármacos que promueven la hemostasia cuando la hemorragia potencialmente sea mortal. El factor VIIa recombinante, si bien no está aprobado aún para el manejo de la HOP, la literatura ha mostrado ciertos resultados alentadores, nosotros tenemos la experiencia, también positiva, de su empleo en nuestra unidad. El ácido tranexámico, un derivado sintético del aminoácido lisina inhibe competitivamente la activación de plasminógeno, se asocia con mínimos efectos adversos. Actualmente el estudio WOMAN (Tranexamic acid for the treatment of postpartum haemorrhage: an international, randomised, double blind, placebo controlled trial) se lleva a cabo en todo el mundo. Dentro de la diversidad de patologías que pueden comprender la causa de la hemorragia obstétrica y el momento en la que ésta se presenta, se dispone de una variedad de escenarios que pueden orientar a la pronta resolución del origen del sangrado. Sin embargo, en cada caso, es probable que la paciente requiera continuar con apoyo y vigilancia hemodinámicas, las cuales muy bien pueden ser guiadas por metas para dar el soporte vital básico que permita la toma de decisiones subsecuentes al equipo clínico que enfrenta dicha patología. 
Desde los trabajos de Shires y cols., en la década de los 50, se estableció el empleo de cristaloides para el abordaje inicial de la reanimación en los casos de choque hemorrágico. En la etapa inmediata a la pérdida de volumen se considera óptima la administración de cristaloides y hemoderivados de preferencia por dos vías periféricas, atendiendo la ley de Poiseuille, con la que se entiende que un acceso venoso de grueso calibre y de corta longitud será la mejor opción terapéutica. Sobra enumerar los grados de choque clásicos del Colegio Americano de Cirujanos, bajo los cuales se puede estimar el porcentaje de pérdida de volumen. Recientemente se ha documentado la posibilidad de estadificar el grado de pérdida de volumen de la paciente mediante el exceso de base, una forma mucho más objetiva de estimar el porcentaje de volumen perdido que nosotros consideramos útil. No se recomienda el empleo de coloides (almidones) por su asociación con el mayor requerimiento de terapia sustitutiva renal y menor sobrevida. 
De manera inicial, después de una revisión clínica completa y la inmediata reanimación con cristaloides, el clínico debe obtener por lo menos, soporte respiratorio suficiente para el escenario clínico, un acceso venoso central, colocación de sonda urinaria, línea arterial y estudios paraclínicos básicos (gasometría arterial, biometría hemática, química sanguínea, etc.) con lo que guiará su estrategia de reanimación con base en metas: • Llenado capilar ≤ 2 s. • Presión arterial media ≥ 65 mmHg. • Presión venosa central entre 8-10 cmH2 O. • Saturación venosa central de oxígeno ≥ 70%. • Diferencia arteriovenosa de CO2 entre 5 y 7 mmHg. • PaO2 > 60 mmHg. • Lactato ≤ 2. • Gasto urinario ≥ 0.5 mL/kg/h.
La estrategia en la administración de líquidos y hemoderivados, en caso de no contar con variables dinámicas de respuesta a volumen (variabilidad de presión de pulso, variabilidad de volumen sistólico e índice de elastanza, etc.), bien podría optarse por cristaloides, 30 mL/kg como dosis mínima, y en caso de enfrentar estadios más avanzados de choque, la administración de hemoderivados (cuando las pérdidas exceden 30% del volumen sanguíneo o cuando la hemoglobina es menor de 10 g/dL o cuando una paciente hipotensa no responde a 2 L de cristaloides) se sugiere a razón de dos unidades de plasma fresco congelado por cada paquete globular administrado, siempre teniendo en mente complicaciones hematológicas propias de la hemorragia aguda así como aquéllas asociadas al empleo de hemoderivados.